¿QUÉ ES EL
BALANCE O AJUSTE A BLANCO (WHITE BALANCE) Y POR QUÉ TENEMOS QUE EFECTUARLO?
La vista es un asombroso sistema que la naturaleza nos obsequió y a
partir del cual, hemos desarrollado mecanismos y complejos dispositivos que nos
permiten registrar, grabar, magnificar,
analizar y procesar imágenes. Iniciando por nuestro ojo, que funge como un
perfecto sistema óptico con lente de enfoque y diafragma, una compleja red
nerviosa capta y transmite la información visual hasta nuestro cerebro, que es
el procesador central para la interpretación de las imágenes, mismas que
clasifica y almacena.
Todo esto suena inmejorable, sin embargo, todos aquellos interesados en
las disciplinas visuales deben conocer una gran verdad: ¡Nuestro
cerebro miente! Pero no malinterpreten mis palabras, no soy ningún
malagradecido que reniegue de nuestra magnífica complexión humana,
simplemente, la tendencia natural de nuestra mente a entender, ordenar,
etiquetar y recordar las cosas, constituye un proceso de interpretación
adaptativa que comúnmente, no corresponde a la realidad.
Un ejemplo típico del modo en que nuestro cerebro (en especial el hemisferio izquierdo), procesa la
información, es nuestra conceptualización del corazón. Todos hemos visto alguna
vez el órgano cardiaco en
alguna imagen o incluso presencialmente el de algún animal. A pesar de que
reconocemos que su verdadera estructura posee cavidades, arterias y
ventrículos, cuando deseamos dibujarlo, lo hacemos con dos simples líneas
simétricas que esbozan dos arcos superiores que rematan su unión en punta. Este
símbolo nos facilita la habilidad de expresión gráfica y además, es
perfectamente reconocible por prácticamente cualquier persona del mundo.
De la misma forma, la mente aprende desde
edades tempranas diferentes tonalidades que conforman nuestro concepto del
color, y lejos de almacenar y recordar cada gama precisa, tomamos como base las
saturaciones más distintivas y diferenciables que nos permitan reconocer y
nombrar con rapidez cualquier tono.
Así, nuestro concepto del blanco, es una configuración programada por
muchos años. En más de una ocasión, nos ha sucedido a todos que al ingresar a
una habitación o abrir las páginas de un cuaderno, durante los primeros
segundos de nuestra observación, notamos una tonalidad amarillenta o verdosa
(dependiendo de la fuente de iluminación), en las
superficies supuestamente blancas. Paulatinamente y de forma inconsciente,
nuestra vista se “adapta” y podemos certificar que el color es indudablemente
blanco.
En realidad la vista no sufre ningún proceso de adaptación, lo que
sucede es que nuestra mente, impone su interpretación previa del blanco sin
importar la influencia que la temperatura cromáticade la luz y
la pigmentación de los objetos, pueda
determinar sobre la verdadera gama tonal que se refleja hasta nuestros ojos.
Nuestra mente
entonces, nos dice que el blanco es blanco bajo cualquier circunstancia de
iluminación favorable o no.
Para los dispositivos de captación visual, esta directiva del
inconsciente humano del concepto de blanco, no es válida. Las películas fotográficas y el
film cinematográfico, captan las influencias cromáticas tal y como suceden en
la realidad, con tendencias cálidas y frías dependiendo de la influencia
luminosa y para evitarlas, es necesario en el caso de los equipos electrónicos
para fotografía y video digital, la función
denominada “Balance de blancos” por medio de la cual, a través de un disparo de
análisis, las tendencias cromáticas son reajustadas de acuerdo a una
interpretación pre configurada del blanco.
El balance de blanco es especialmente recomendado cuando:
·
La toma se realiza bajo la influencia de luminarias
con atmósferas enrarecidas por gases halógenos (alumbrado público, luminarias
de estacionamientos, estadios, etc.).
·
La iluminación depende de tubos fluorescentes no
balanceados.
Y aunque muchos equipos poseen la función de autobalance, siempre la
configuración manual funciona mejor.
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